Parlamento, Baños Széchenyi y Crucero nocturno
Antes de viajar a Budapest habíamos reservado a través de internet, unas entradas para conocer El Parlamento. Sin necesidad de transporte desde nuestro hotel nh, situado a escasos minutos andando, llegamos a la plaza Kossuth Lajos desde donde se accede al edificio. Las obras de remodelación de la plaza disimulan la belleza del conjunto arquitectónico, donde también se encuentra el edificio neoclásico-renacentista del Museo de Etnología, antiguo palacio de justicia.
| Parlamento de Budapest, desde el crucero por el Danubio |
La visita es guiada en español y después de pasar un riguroso control de entrada accedemos al interior a contemplar y admirar las espectaculares estancias del edificio, en especial la escalinata y la cúpula donde se custodia día y noche la Sta. Corona Imperial y el Cetro. En esta obra maestra se aprecia toda una sintesis de eclecticismo húngaro. La visita es obligada para todo aquel que visite esta esplendorosa ciudad.
| Escalinata de acceso al Parlamento |
| Camara de diputados |
El buen tiempo, cálido y soleado de que disfrutábamos hizo que nos diesemos un relax en los Baños Termales de Széchenyi, en la zona de Városliget, el parque municipal mas grande de Budapest, el más concurrido tanto por húngaros como por turistas, ya que aparte de ser un sitio ideal para el descanso y hacer deporte, es un lugar donde hay cosas interesantes que ver y que hacer. Al llegar al parque, el azar hizo que entraramos a comer en el afamado restaurante Balgolyvar Ëtterem, dentro del parque. Muy buena cocina y buen precio.
Budapest, es una ciudad donde abundan los baños termales, y visitarlos se convierte en toda una experiencia, que para nosotros estuvo plagada de anécdotas.
Ya comidos fuimos a los baños Szechenyi donde disfrutamos de las piscinas termales y el ambiente cálido del agua donde algunos jugaban al ajedrez. Este balneario es uno de los recintos más grandes de Europa. El edificio actual fue inaugurado en 1913 y tiene estilo neogótico. Consta de 15 piscinas, 3 grandes al aire libre y otras en el interior, ademas cuenta con salas de masaje y saunas.
| Dandonos un baño. |
Lástima que sólo estuviaramos varias horas por la tarde, el lugar bien merece ser disfrutado durante más tiempo.Con la piel encallecida abandonamos las instalaciones para volver al hotel.
| Los baños en invierno.
Por ser la última noche en Budapest no podíamos despedirnos sin un paseo nocturno en barco por el Danubio. Lo cogimos en el embarcadero habilitado entre los puentes de las Cadenas y el de Isabel, a la altura de Vigadó, desde donde salen muchas embarcaciones.
El paseo nocturno por el Danubio es algo que uno no se puede perder, la visión de los grandes edificios iluminados en las dos orillas del rio es para no olvidar.
Último día Nos recogen a las once de la mañana para llevarnos al aeropuerto. Su nueva terminal es muy cómoda, luminosa y alegre, si no has tenido tiempo de llevarte algún recuerdo, allí puedes comprar de todo. Ya en el aire asomados por una ventanilla del avión damos el último adios a la ciudad que un día perteneció al ya olvidado Imperio Austro-Hungaro. Hasta siempre Budapest. |



