lunes, 10 de octubre de 2011

ALBARRACÍN

   
ALBARRACÍN

El  20 de abril madrugamos para ponernos en marcha hacia Albarracín, a las 8 horas estábamos de camino. El viaje lo hicimos atravesando la provincia de Soria hasta Molina de Aragón, en Guadalajara, donde comimos. Pueblo grande y reflejos de haber tenido un gran pasado, casas señoriales, conventos, recintos amurallados, castillo, aunque un poco abandonado ahora.
A las cinco de la tarde llegamos a Albarracín, verla desde el coche ya nos sorprende por su belleza y por el entorno que la rodea.
Nos alojamos en los apartamentos "El recreo", un edificio histórico convertido en hotel, a los pies de  la ciudad junto al río. Descansamos y salimos a callejear por la ciudad. Gratísima nuestra primera impresión.

El segundo día de nuestro viaje lo dedicamos a conocer un poco más la ciudad guiados por una guía local: Adriana. La tarde fue para pasear por los bosques que rodean Albarracín y conocer las pinturas de arte rupestre levantino. Tuvimos una guía un tanto peculiar, que hizo que Aurora y Margarita huyeran. Para mí y los demás el paseo fué muy grato.

El día 22 de abril recorrimos en coche la comarca. De todo lo que vimos  nos llamó la atención a todos el Castillo Peracénse de Ródenas, magnífica fortaleza rojiza rodeada de un entorno natural de rodeno único. Visitamos un aljibe árabe, Orihuela del Tremedal, con una preciosa iglesia barroca. Continuamos nuestro viaje atravesando pinares bellísimos, junto al nacimiento del Tajo, hasta Guadalaviar donde recorrimos el museo de la Trashumancia y ya en Calomarde disfrutamos de sus cascadas, allí nos encontramos con Juanjo y Ana.

Tras esta larga ruta y descansar nos fuimos a cenar al restaurante "El rincón del chorro" de Albarracín, magnífica cena y ricas cazuelitas en la barra a la hora del tapeo.

El día 23 lo dedicamos a Teruel, la mañana la pasamos en Dinópolis, parque temático enfocado más bien para niños pequeños. De este espacio sólo merece la pena el museo con una buena coleccion de fósiles y esqueletos de dinosaurios a tamaño real. Ya por la tarde paseamos por la ciudad de Teruel, destacan sus torres múdejares y algunos de sus edificios modernistas, incluso una gran escalera.

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El día 24 regreso, el viaje se nos hizo un poco pesado, porque atravesamos un largo puerto con muchas curvas entre Albarracín y Orihuela. Comimos en el Burgo de Osma, a las siete de la tarde estábamos en casa.

4 comentarios:

  1. Buena ruta la de la sierra de Albarracín y bello pueblo. Bien merece una visita.

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  2. Albarracín me ha encantado por su arquitectura, con sus calles, que se van estrechando desde el suelo hacia arriba, casi tocándose los tejados; los balcones y miradores de madera; la forja artesanal (rejas, llamadores, tiradores)... La verdad, es un pueblo muy bonito.

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  3. De Albarracin lo que sorprende es el color de su casas, recubiertas de un material rojizo ,debido a las partículas de hierro que componen el recubrimiento de la casas y que al contacto con el agua se oxidan. En función del tiempo que lleva la fachada recubierta se producen distintas tonalidades de rojo que hacen que este pueblo sea muy singular.

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  4. En Guimaraes, de paseo por este romántico pueblo decubrimos un lavadero público, de piedra , cerca de un arroyo; donde las mujeres, con sus cálderos de hojalata y jabones artesanos hacen la colada en tertulia y cháchara. Nosotras nos unimos a esa charla y el encuentro fue interesante,no sentiamo como en una escena de las año cincuenta en cualquier pueblo de la España de entonces.

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